Cuando se utiliza un máscara de protección respiratoria, ésta debe ser capaz de proporcionar una protección adecuada al usuario. La Asociación de Empresas de Equipos de Protección Individual (ASEPAL) ha alertado, durante la crisis provocada por la COVID-19, de los riesgos que supone un mal ajuste de los equipos de protección respiratoria (EPR). Sin embargo, ¿es adecuada tu máscara de protección respiratoria?
Máscara de protección respiratoria
Una mascarilla que no se ajusta adecuadamente al rostro y no consigue un sellado facial perfecto, no garantiza una protección conveniente por muy eficaz que sea el filtro. Un buen sellado facial permite que el aire que se respira se introduzca únicamente por el filtro, donde se filtra y nos protege. Si hay huecos alrededor de los bordes de la mascarilla, el aire “contaminado” pasará a través de los huecos y llegará fácilmente hasta nuestros pulmones. Dejando el camino libre a toda clase de partículas, incluyendo los virus, por encima de los niveles permitidos por la EN149:2001+A1:2009.
Una de las marcas más prestigiosas de las máscaras respiratorias es Shigematsu, en particular, nos gusta mucho el modelo de máscara facial FS01, ¿sabéis por qué? Por un lado, su diseño bonito y su gran confort de uso. El visor tiene un revestimiento interior anti-vaho y una capa exterior anti-ralladuras para una visión clara en todo momento.
Del mismo modo, se encuentra equipada con un pulpo de 6 puntos de anclaje para un fácil y rápido quita y pon. Por otro lado, estas son algunas de las características más destacables:
- Conectores descentrados para una amplía visión (solo CP-P3R).
- Conectores de filtros tipo bayoneta de rápida acción (solo CP-P3R).
- Visor de policarbonato con curva 3D panorámico (EN166 1B).
- Interior con tratamiento anti-vaho para una visión clara en todo momento.
- Exterior con tratamiento anti-ralladuras para una larga vida útil.
- Diseñada para ser compatible con un casco de seguridad.
- Máscara buco-nasal interior de fácil quita y pon.
- Fácil ajuste con un pulpo elástico ajustable de 6 puntos de anclaje.
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Situaciones de actuación
Es común ver a trabajadores que usan mascarillas y gafas de protección con las lentes empañadas. Esta situación se debe a que el aire caliente que expulsamos al respirar se escapa hacia arriba por un mal ajuste de la mascarilla. Esto nos da una conclusión: si el aire sale por una zona de fuga cuando exhalamos, al inhalar, el aire también entrará por el mismo sitio sin pasar por el filtro, dejándonos parcialmente o totalmente desprotegidos. Del mismo modo, recordamos que la presencia de vello facial, cicatrices, etc. puede afectar a la hermeticidad de nuestra máscara.
Por lo general, cuando más estrecho es el rostro, más dificultades hay para conseguir un ajuste facial perfecto. Un artículo de El País del pasado mes de abril de 2020, durante la primera ola de contagios de la Covid-19, asegura que “tres de cada cuatro profesionales sanitarios contagiados son mujeres”. Esto se puede explicar debido a que la mayoría de mascarillas del mercado tienen un tamaño excesivamente grande para los rostros más pequeños y, por tanto, exponen al contagio de manera exponencial a los usuarios que las utilizan.
Por otro lado, en el sector masculino, llevar barba imposibilita el correcto sellado del rostro. El usuario no conseguirá que la mascarilla se ajuste lo suficiente a su rostro como para mantener las fugas totales hacia el interior por debajo de los niveles máximos de seguridad. A mayor tamaño de barba, menor o nula eficacia de una mascarilla.
Pruebas de ajuste
El COSHH (Control de Substancias Nocivas a la Salud) en algunos países de la Unión Europea como, por ejemplo, Reino Unido, obligan a cada operario que sea sometido a un test de ajuste facial que certifique una protección respiratoria adecuada. No sólo tiene que tener la mascarilla un certificado CE sino que dicha mascarilla debe ser la adecuada para el usuario.
Estos ensayos son los derivados de la directiva 29 CFR 1910.134 de la OSHA americana.
Es obligatoria una prueba de ajuste facial a las personas que van a utilizar por primera vez un equipo de protección respiratoria. Las pruebas de ajuste deben repetirse cuando haya algún cambio tanto en los EPR como en las personas (un cambio importante de peso, por ejemplo) que vayan a utilizarlos, ya que una variación en las circunstancias del usuario podría reducir la protección y poner en peligro su seguridad.