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El caso Cosentino y cómo estar 100% protegido de la silicosis

¿Qué es la silicosis?

La silicosis es una enfermedad incurable que afecta a los pulmones de las personas que inhalan partículas de sílice cristalina. La exposición a este material es común en muchos lugares de trabajo, como en la industria de la construcción, la minería y la fabricación. Recientemente, el caso Cosentino ha demostrado la importancia de una protección respiratoria adecuada para los trabajadores expuestos a la sílice cristalina, así como la necesidad de hacer obligatorio el uso de este equipo de protección personal en todos los trabajos que puedan implicar la exposición a este material.

La silicosis se desarrolla gradualmente a medida que las partículas de sílice cristalina se acumulan en los pulmones, causando cicatrices y daño irreversible con poca esperanza de vida. Los síntomas pueden tardar años en aparecer, lo que significa que muchos trabajadores pueden estar expuestos a la sílice cristalina durante años antes de recibir un diagnóstico. Los síntomas incluyen tos crónica, dificultad para respirar y fatiga, y la enfermedad puede ser fatal en casos graves.

El escándalo del caso Cosentino

cosentino

El “caso Cosentino” es un ejemplo triste de cómo la falta de una protección respiratoria efectiva puede tener consecuencias catastróficas para la salud de los trabajadores. La empresa, conocida por su producción de superficies de piedra y cuarzo, ha sido objeto de un escándalo tras descubrirse que casi 1900 trabajadores de la compañía han sido diagnosticados con silicosis, una enfermedad pulmonar incurable y potencialmente mortal.

El caso Cosentino es un recordatorio importante de la necesidad de protección respiratoria adecuada en todos los trabajos que impliquen la exposición a la sílice cristalina. La sílice cristalina se encuentra en muchos materiales utilizados en la construcción y la fabricación, y se sabe que es una causa importante de silicosis en todo el mundo.

¿Cómo podemos evitar que un desastre así pueda volver a suceder?

En vista a lo ocurrido en el caso Cosentino, queda obvio que el simple cumplimiento de una normativa por parte de un equipo de protección respiratoria no es suficiente. Si bien los operarios de Cosentino disponían de mascarillas certificadas, aún y todo, se vieron afectados por silicosis. El motivo es muy claro: Una mascarilla de protección respiratoria que no se ajusta perfectamente al rostro del usuario y consigue un sellado facial perfecto no garantiza una protección respiratoria segura por muy eficaz que sea su filtro. Una mascarilla que no se ajusta bien al rostro del operario, da lugar a fugas que pueden resultar muy perjudiciales, pudiendo colarse partículas por encima de los niveles permitidos.

Por ello en algunos países de la Unión Europea como por ejemplo Irlanda, Bélgica, o Italia, se obliga a cada operario a llevar un protector respiratorio que sea sometido a un test de ajuste facial (Fit test – realizado según el protocolo 29 CFR 1910.134 u otros similares) que certifique que la protección respiratoria es adecuada. No sólo tiene que tener el equipo de protección respiratoria un certificado CE y cumplir con la normativa de aplicación, sino que dicho equipo de protección respiratoria debe ser el adecuado para el usuario.

Si bien dichos test de ajuste no son requisito obligatorio en España, creemos que este test es la única manera posible de garantizar una protección respiratoria real y eficaz de un operario.

En base a la experiencia adquirida durante años con la realización de numerosos test de ajuste facial, resultan bastante evidentes ciertas pautas:

  • Un operario con barba no conseguirá que la mascarilla se ajuste lo suficiente a su rostro como para mantener las fugas totales hacia el interior por debajo de los niveles máximos de seguridad. A mayor tamaño de barba, menor o nula eficacia de una mascarilla.
  • Por lo general, cuanto más estrecho es el rostro, mayores dificultades hay para conseguir un ajuste y un sellado facial seguro. La mayoría de las mascarillas del mercado tienen un tamaño excesivamente grande para los rostros más pequeños.
  • Si bien la mayoría de las mascarillas disponen de algún modo mecánico para conseguir el ajuste facial, siendo el más común el empleo de varillas metálicas en la zona del puente nasal, esa zona es posiblemente una de las más críticas en cuanto a conseguir que no haya fugas excesivas. Es común ver trabajadores que usan mascarillas y gafas de protección con las lentes empañadas por el uso de las mascarillas. Pero lo que hay que entender que sí unas lentes se empañan al exhalar cuando uno lleva una mascarilla, es porque el aire caliente que expulsamos al espirar sale hacia arriba por donde existe el mal ajuste hacia las lentes. Siendo un hecho de que el aire circula por donde menos resistencia hay, si el aire sale por una zona de fuga cuando espiramos, al inspirar también entrará por el mismo sitio sin pasar por el filtro.
  • Muchos trabajadores no saben colocarse una mascarilla adecuadamente y se aprovecha la realización de las pruebas de ajuste para informar al operario de cómo debe ajustarse una mascarilla correctamente. Pero también se observa qué, a pesar de seguir todas las instrucciones para conseguir un buen ajuste facial, ese ajuste puede verse alterado negativamente con el habla, el inclinarse o cualquier movimiento de la cara. Si bien una mascarilla puede ajustarse correctamente en un principio, la actividad diaria influye considerablemente en la eficacia del ajuste.

¿Cómo podemos protegernos de la silicosis?

Dada la gravedad del riesgo que supone la exposición a la sílice y conocedores de la problemática del ajuste de los equipos de protección respiratoria queda clara la necesidad del uso de equipos de protección respiratoria con presión positiva. Dicho de otro modo, equipos individuales de protección respiratoria que impidan que el aire contaminado pueda entrar en la zona buco nasal del operario, aunque puedan existir fugas hacia el interior.

Sólo los equipos con aportación de aire filtrado a la zona de la boca y nariz podrán impedir la penetración de contaminantes. 

Por otra parte, existen otras herramientas para poder determinar el nivel de protección que puede aportar un equipo de protección respiratoria. Una de ellas es el llamado Factor de Protección Nominal (FPN).

El Factor de Protección Nominal es el nivel de protección esperado de los diferentes tipos de equipos de protección respiratoria. Dicho de otro modo, es el nivel de protección que un usuario específico puede alcanzar con el EPI. Se calcula haciendo la relación entre la concentración ambiental de una sustancia en el aire y la concentración de la misma dentro del equipo en la zona respiratoria del usuario. (FPN = cc. Externa / cc. Interna).

En función de la norma de aplicación y su clase, se establecen los siguientes factores de protección nominal:

Tabla 4 - Factores de protección nominales y asignados en diferentes países
Tabla 5 - Factores de protección nominales y asignados en diferentes países

A mayor cifra, mayor protección. Un factor de protección nominal de 4 significa que el equipo de protección respiratoria debería proteger al operario en zonas donde la concentración de materia contaminante no supere 4 veces el máximo permitido legal mientras que un factor de protección nominal de 2000 significa que el equipo de protección respiratoria podría usarse en zonas donde la contaminación es 2000 veces superior a la máxima permitida para no ser dañina.

Partiendo de esos elementos, podemos establecer una serie de equipos de protección respiratoria que podrán garantizar una protección total frente a la silice.

Con el mayor factor de protección nominal – clase TM3 según EN12942 FPN: 2000- Dacar propone las máscaras faciales y media máscara con motoventilador incorporado de la gama Synchro, estando disponibles los modelos Sync01, Sync09 y Sync11.

Pero existen otras alternativas muy válidas, como por ejemplo los conjuntos motoventilados CleanAIR, que ofrecen un factor de protección nominal de 500 según la EN12941 en clase TH3. En concreto podremos recomendar el conjunto Ready 2 work CleanAIR AerGO & UniMask.

Aparte de implementar los equipos de protección respiratoria adecuados, es importante que las empresas proporcionen formación y capacitación adecuadas sobre la protección respiratoria y otras medidas de prevención de riesgos laborales para sus trabajadores. También es necesario que se establezcan medidas de seguimiento para garantizar que se cumplan las normativas y se tomen las medidas necesarias para proteger la salud y la seguridad de los trabajadores.

En conclusión, el caso Cosentino es un triste recordatorio de los peligros de la exposición a la sílice cristalina y la importancia de la protección respiratoria adecuada en el lugar de trabajo. Es necesario que los empleadores tomen medidas para proteger a sus trabajadores y se implementen regulaciones que hagan efectiva la protección respiratoria en todos los trabajos que puedan implicar la exposición a este material peligroso. La salud de los trabajadores debe ser la máxima prioridad en cualquier lugar de trabajo, y la prevención de la silicosis es un componente crítico de ese esfuerzo.

Os facilitamos dos enlaces de noticias relacionadas con el Caso Cosentino:

Artículo El País

Artículo Reuters

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